30 de julio de 2012

FeCalandía: Un Sexenio Maravilloso

Después de seis años de Foxilandia, ¿qué otra cosa podría esperarle a México sino seis años fabulosos de FeCalandia? ¿Acaso no lo dijo el mismo Vicente Fox, no dijo siendo aún Presidente de México que al país le esperaban "seis años maravillosos" con Felipe Calderón? ¡Casi como si fuera un cuento de hadas! Se sobreentiende que en estos seis años de abundancia y dulzura los neofascistas de la Organización Nacional del Yunque y sus organizaciones satélites así como los poderosos intereses económicos que respaldaron a Felipe Calderón y a los cuales les debe su triunfo de 2006 y los cuales no se pudo quitar de encima, al grado que tiene que entregar la presidencia de nuevo al PRI y totalmente impotente de poder solicitar anular la elección pues aún debe favores.

Y Felipe Calderón sabe mejor que nadie, que no puede sentirse lo suficientemente fuerte como para desligarse en definitiva de estos grupos e intereses nefastos. Porque a estas alturas ya sabe muy bien de las cosas de las que son capaces sus "aliados". Seis años gloriosos. Seis años de felicidad continuada. Seis años sin sobresaltos. Seis años de tranquilidad para todos los mexicanos, sobre todo la gran mayoría perteneciente a las clases populares, a merced al continuismo disfrazado de alternancia y sana democracia.

El pueblo de México despertó tarde como siempre ante la imagen patética y ridícula de un hombrecillo mal disfrazado de soldado, que pretendía con su presencia aparentar formar parte "de la tropa", y al mismo tiempo pretendía representarse como el Presidente de TODOS los mexicanos, incluido ese 80% que ni siquiera votó por él.

Con el modelo neoliberal, que significa aumentar las ganancias del gran capital nacional y extranjero, la sociedad no está representada en el Estado y éste es incapaz de encarnarla. Y esto queda claro en Oaxaca, en Tabasco, en Chiapas y en una gran cantidad de movimientos, y en la sociedad en su conjunto. Además pretendía un control casi automático de los ciudadanos, a través de la marginación, de la eficacia de los medios, de la desmovilización social, del acotamiento de lo político a lo electoral, y del elemento del miedo al cambio, que pudiera romper la estabilidad económica y financiera, y por lo tanto al desempleo, a la crisis, etcétera. Y de colocar a los individuos en una situación de indefensión, aislados, incapaces de defenderse y obligados a la sobrevivencia diaria.

Nos encontramos entonces una sociedad que camina cada vez más hacia una crisis que no tiene solución en el campo neoliberal, simplemente han deteriorado todos los nexos sociales y nos ha llevado a una situación que es casi de callejón sin salida. La única vía para mantener el modelo neoliberal son gobiernos autoritarios, dictatoriales. Si no hay una salida de transformación, de reforma social y de reforma del Estado, simplemente yo no veo por dónde podamos hablar de transición a la democracia más bien se puede hablar de transición a un Estado cada vez más autoritario, más cerrado, y a una supresión de libertades, incluso las formales que todavía disfrutamos en México.

La imagen dramática de un Presidente mal disfrazado de "soldadito" apelando a la lealtad incondicional del Ejército que le permita aplicar su mano dura, consecuencia directa de los recursos torcidos a los que recurrió para ser el Señor Presidente es solo la fachada que el saliente espurio gobernante usó para evitar una posible explosión de ira popular, digo con el ejercito en la calle quién se atrevería a una insurrección.

La vida que todos soñamos de comodidades y copas sociales dignas del primer mandatario se ven rebasadas por la realidad que FeCalandía deja como herencia, es decir, alzas inflacionarias brutales de los alimentos más esenciales consumidos por las clases populares, sobre todo los mexicanos de clase humilde que conforman el grueso de la población, empezando por el aumento de precio a la leche LICONSA, seguido por un desmedido aumento al precio del maíz y de las tortillas situado muy por encima del ridículo aumento al salario mínimo de dos pesos diarios y mejor ni hablemos de las gasolinas. El neoliberalismo tecnocrático practicado por la ultraderecha en el poder, no permite ni siquiera la adopción de subsidios temporales de emergencia como en el caso de maíz para proteger a las clases sociales más desprotegidas dejando el costo del alimento más esencial de México sujeto a los caprichosos y violentos vaivenes de un mercado libre desatado en su más salvaje y Darwiniana expresión. Pa´que me entiendan "Los que no puedan pagar, pues que no coman".

Y al subir la papa nuestra de cada día, prácticamente va subiendo lo demás en forma desmedida desatándose una espiral inflacionaria en la cual, al caer el poder adquisitivo de compra del peso, eventualmente asoma su cara el espectro de la peor pesadilla de cualquier mexicano: una posible devaluación del peso. En otros lugares no tan remotos, los daños causados por inflación real es decir la de la canasta básica se paliaban con aumentos salariales y subsidios al consumo. Pero ahora la situación es completamente distinta. No existen en el gobierno pensamiento e instrumentos reguladores. Y no hay, sobre todo, capacidad para enfrentar el problema principalmente  porque nos gobiernan puros dogmáticos del neoliberalismo y harán lo que su fé les diga, aunque nos conduzcan, como ya lo están haciendo, al infierno.

Una puñalada trapera para toda la gente, una traición a las promesas de campaña de disminuir el costo de los energéticos, y una desilusión para los ilusos que votaron por quien portaba como lema "para vivir mejor". Es la confirmación lamentable de la naturaleza oligárquica y despectiva hacia el pueblo que encarna “EL SOLDADITO DEL POMO”.  No hay sorpresa, pero sí hay enojo. Otra vez son los pobres los que pagan la manipulación económica, el fanatismo neoliberal de los gobernantes, la ineficacia económica de quienes gobiernan y el aferramiento del poder en no tocar a los poderosos.

¿Qué nos espera después del fraude? Sin duda protección a gobernadores asesinos, quizá detenciones masivas, el ejercito seguirá en la calle, la nueva policía ministerial con todo el poder concentrado, presupuestos menores a la educación pública porque ¿quién quiere universitarios manifestándose?. Nada bueno podía derivarse de la imposición. Quienes despachan en Los Pinos hoy ven al pueblo como algo ajeno, lejano y, peor aún, lo ven con odio. No les importa nada. Para ellos, simplemente la gente tendrá que aguantar. No les importa si viven con mayor dificultad o sufrimiento. Para ellos México son los de arriba y nada más. Es su visión, su concepción, descarnada y sin ropajes electorales. No sienten compromiso con el pueblo, porque saben bien que el pueblo no los puso donde están. Sí sienten mucho compromiso con los grandes intereses, porque tienen perfectamente claro que todo se lo deben a los grandes poderes económicos. Eso si los medios de comunicación que se desgarran las vestiduras cuando hay marchas y plantones, indignados por las afectaciones a los ciudadanos, no han levantado su voz para indignarse por las afectaciones materiales y concretas que está viviendo la mayoría de los mexicanos.

La forma de nuestros gobiernos me recuerda a la Iglesia, que abrían hospicios con el mismo dinero que les quitaban a los pobres para después fingir ayudarlos. Se termina FeCalandía y nos espera la secuela de “cadenas de amargura” con EPN como la diva de la novela, es el inicio de los seis años maravillosos que otra vez Vicente Fox al igual que hace seis años le dijo a México.







No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios, quejas o mentadas aqui \m/