9 de febrero de 2012

SI SE ACABA EL MUNDO YA HAREMOS UNO MEJOR

Ya corre el año 2012, otro año del Dragón y según los mayas, el último de nuestras muéganas vidas. Si de veras el mundo llegará a tronar el 21 de diciembre, pos lo mejor sería ponernos a platicar de cómo preferiríamos vivir nuestros últimos instantes. Bailando de cachetito, mirando fotos, chupando chelas camineras, viendo películas XXX, leyendo libros que marcaron la vida de otros mamilas, o de plano sentados en el water pa’ nomás jalarle a la hora del tronido.

Pero si nomás nos cabulearon los ancestros y este planeta se sigue de largo, ¿qué chingaos haremos de esta vida que nomás no parece vida? Digo yo, ¿vale la pena seguir respirando para ver si el Cruz Azul logra un campeonato? ¿Tendrá caso tener conectado el cerebro para averiguar si Peña Nieto se la pellizca a Andrés Manuel? Me cae que no le hallo sentido a ocupar un espacio en el Cosmos para saber de a cómo estuvo la chingadera con toda la luz de la larguirucha Estela. Así de claro se los planteo.  Si finalmente las Fuerzas del Universo decidieran que el mundo no se acaba, deberíamos exigir una garantía de que algo menos pinche nos espera.

Han de disculparme el modito, pero no le veo el chiste a seguir tragando palomitas cuando la méndiga película está del nabo. Ya sé que ninguna vida es color de rosa. Mis negros ojos han visto lo sublime y lo berraco, lo sé, pero me cae que el mundo perdió su rumbo. Ya perdió su vocación de albergar seres humanos, y los que un día fuimos personas nos hemos ido regresando al más animal de los orígenes. A ver si me explico mis carnalidades; a huevo que es normal ser medio güey, o medio zorra, medio víbora o medio rata, pero ya llegamos a un nivel de “no maméis que nomás debilitáis”.

Resulta que un puñado de sinvergüenzas se apropió de la Tierra y decidió que el poder y la riqueza fueran el padre y la madre de todo lo que vale la pena. Y a costa de la pobreza, de la ignorancia y de la sangre de la mayoría establecieron un imperio donde si no quieres que te expriman, tienes que ser exprimidor.

Fundaron unas escuelas para que algunos escuincles desarrollen el hambre que necesita un triunfador, y otras para que el resto vaya agachando gradualmente su testuz. Tienen empresas regadas por doquier pa’ que les trabajes y luego les consumas. Tu dinero jamás sale del circuito. Inventaron a los bancos para que los capitales sepan el camino de regreso. Tienen gobiernos cómplices o sometidos para imponer el orden que más convenga y hasta altares, para que supliques a un tercero en el cielo por el bienestar que nunca te llegará, aunque otro pendejo de carne y hueso te certifique  libre de pecado.

Convirtieron a la humanidad en un corporativo que sólo persigue la jauja y el beneficio de unos cuantos, convirtiéndonos a todo el colectivo en una manada sudorosa y disfrazada de sociedad, que rema y rema pa’ donde manden los azotes de su látigo de mierda. Controlan con la necesidad, y si no basta echan mano del alcohol y las drogas; y si hay que apretar, abren las rejas de la violencia para que el terror se encargue de ablandar inquietantes preguntas y malsanas rebeldías.

Por todo eso mis niños estoy que pito, y les repito: ¿Vale la pena que el mundo siga girando sobre su desvencijado eje, en esta pújara condición? Así las cosas, yo me adhiero a la moción de “Si el mundo se acaba, no le hace... Ya haremos otro mejor.” Así que a trabajar o a darle que es mole de olla.

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