16 de febrero de 2012

EL VAMPIRO DE DÜSSELDORF

Particularmente estos temas de los vampiros, licántropos y demás seres de la noche me llaman la atención en sobremanera, toda la mística que hay alrededor de ellos, sus costumbres, la personalidad con la cual son representados, es decir me refiero a los vampiros de verdad y no a estos estúpidos vampiros existencialistas que luchan permanentemente en contra de sus deseos e instintos inventados por Anne Rice y Stephenie  Meyer. Un vampiro de verdad no sé ve así:


Se ve así:


Ladies and gentlemen les presento a Peter Kürten mejor conocido como EL VAMPIRO DE DÜSSELDORF.

Nacido en la localidad de Mülheim ahora distrito de Colonia, Alemania en 1883 (y si me preguntan ya vi de donde se inspiro el Bigote Hitler). Kürten fue el tercero de 13 hermanos en el seno de una familia extremadamente pobre. Su padre, un alcohólico y violento trabajador desempleado que molía a golpes a su madre e incluso abusaba sexualmente de algunas de sus hermanas menores

Su familia se trasladó a Düsseldorf en 1884. Tras un infierno de maltratos Kürten se escapó de su casa a los 8 años de edad y se convierte en aprendiz de delincuente en su ciudad natal. Tuvo una no muy prominente carrera de bandido y termino un par de veces en la cárcel. Ya para entonces empezaba a experimentar trastornos ya que como hobbie solía atrapar perros, acción que su propio decir “experimente por primera vez el placer de torturar, violar y matar perros abandonados”. Con el tiempo Kürten desarrollo una obsesión por la sangre, le gustaba verla correr y comenzó a beber la sangre de los animales que mataba.

Para 1913 Peter ya era un experto en el robó de tabernas y mostro cierto interés a la perteneciente a Otto Klein. En una ocasión subió a la planta superior donde encontró a una niña de 10 años durmiendo, le cogió del cuello con ambas manos la estrangulo para posteriormente abusar sexualmente de ella. Kürten llegó a comparar la sensación de ver brotar la sangre del cuello cortado con un cuchillo con un orgasmo.

Para ser su primera vez tuvo bastante suerte ya que en la escena de crimen encontraron un cuchillo con las iniciales P.K. (Peter Klein) hermano del dueño de la taberna en cuestión, casualmente este había estado discutiendo con Otto y el asesinato bien podría entenderse como una represalia (es decir para su mala suerte aún no fabricaban la cama asesina de Toluca).

Poco después Kürten empezó una serie de ataques con hacha y estrangulación por las calles de Düsseldorf de los cuales no quedaron registros solo el mito. Con la llegada de la I guerra mundial se detuvo la ola de sangre de Peter quien fue arrestado y condenado a 8 años de cárcel por desertar del ejército. En 1921 tras su liberación se trasladó a Altenburgo donde se casó y obtuvo un trabajo como camionero.

Todo parecía ir bien para Kürten en su nueva vida hasta que decide regresar a Düsseldorf en 1925 donde inició una época de 4 años con pequeños crímenes, subiendo la intensidad de los mismos hasta que el vampiro de Düsseldorf dejó rienda suelta a toda su locura y maldad. Entre algunas de las historias se cuenta que apuñaló a una mujer 24 veces con unas tijeras, sin embargo la mujer sobrevivió, posteriormente apuñaló a una niña de 8 años, la violó, bebió su sangre y le vertió petróleo para prenderle fuego. Peter descubrió el placer de regresar a la escena del crimen y confesó que recordar los hechos le ocasionaba orgasmos.
El vampiro ataca de nuevo Kürten mató a un mecánico de 45 años y posteriormente regresó a la escena del crimen para curiosear y platicar con vecinos y la policía sobre lo ocurrido. El 29 de agosto de 1929 Peter se cruzó en el camino con Luise Lenzen de 13 años y Gertrud hamacher de 5. Le pidió al mayor que le comprara tabaco mientras cuidaba a Gertrude, apenas se quedaron solos corto el cuello de la niña repitiendo la operación con Luise a su regresó.

En ese mismo agosto de 1929, una muchacha denunció haber sido acosada por un hombre que intentaba persuadirla para tener sexo. A la respuesta de “preferiría morir” este le respondió “entonces muere” y le apuñalo. La chica de nombre Gertrude sobrevivió y se convirtió en la primera persona en poder dar una descripción del vampiro quien resulto ser un hombre bastante agradable de unos 40 años. Los meses posteriores siguieron una serie de ataques con martillo y violaciones.

Ya para entonces Düsseldorf ya se encontraba en un pánico extremo casi comparable al que Jack el destripador causó en Londres. El terror asolaba a la ciudad y la gente no podía explicarse como no se podían tener mayor rastro del asesino, sin embargó su buena suerte dio un giro de 360 grados.

En mayo de 1930 Kürten cometió un error garrafal al llevar a su empleada doméstica  María Budlick a Grafenberger Woods, un bosque de las cercanías. El tirano estranguló a su víctima, la violó, pero luego se experimentar el orgasmo se marcho dejándola con vida. Budlick acudió a la policía dando una descripción precisa del criminal más buscado de Alemania.

Preso del miedo más no de su frivolidad Kürten ofrece a su esposa la posibilidad de entregarlo a cambio de una recompensa y así el 24 de mayo el vampiro de Düsseldorf se entregaba sin oposición. En abril de 1931 Peter confesó todos sus crímenes, durante el juicio en un principio se declaró inocente, pero con el tiempo iba cambiando de parecer, los psicoanalistas trabajaban duró para deshacer cualquier tipo de enajenación que le evitará la pena de muerte.

La sentencia fue morir en la guillotina por 9 asesinatos, 7 intentos frustrados y más de 80 violaciones, la pena se ejecuto en Colonia el 2 de julio de 1931. La última frase de Kürten “Dígame, cuando me hayan decapitado… ¿podré oír siquiera por un momento el ruido de mi propia sangre saliendo del cuello?

El caso de Kürten es importante para la criminología de todo el mundo, ya que proporciona elementos de la evolución de un asesino en serie. Fue la primera vez que un cuerpo de seguridad pudo determinar la actividad criminal en miles de sospechosos. Muchos asesino post-Kürten imitaron su conducta y muchos otros fueron absueltos por la policía al no encajar en el modus operandi del vampiro de Düsseldorf.

Los motivos de la actitud de Kürten aún son objeto de estudio. Él arguyó como la principal razón principal de su conducta a su pasión por beber la sangre y el placer sexual que le causaba la ejecución. Aunque durante su juicio reconoció que una de sus motivaciones era el mostrar una lección a una sociedad alemana entonces ya muy opresiva.

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